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Palomitas de Maíz…!
Cada vez que recuerdo esta historia me queda una sensación muy agradable… voy a narrar lo que sucedió…, un buen día decidimos ir al cine, exhibían una película que nos recomendaron mucho y aunque nosotros no somos cinéfilos, nos animamos a verla. Llegamos al cine, pagamos nuestras entradas y fuimos directo a la dulcería a comprar las palomitas de maíz que se convertirían en las principales protagonistas del relato.
Ingresamos a la sala a buscar un buen lugar, pocos minutos después la función dio inicio. Tendría aproximadamente quince minutos de haber empezado la película cuando repentinamente sonó mi teléfono celular, pude observar en la pantalla que era un aviso de la alarma de mi casa, nerviosos nos levantamos dispuestos a abandonar la sala llevando con nosotros las palomitas de maíz. Salimos apresuradamente al estacionamiento, subimos al auto y en menos de diez minutos llegamos a nuestro domicilio en donde pudimos constatar que afortunadamente no había sucedido nada. Realizamos unos ajustes al sistema de alarma y nos quedamos en casa, ya no valía la pena regresar al cine… las palomitas se quedaron olvidadas en el asiento trasero del auto.
Al día siguiente y como lo teníamos planeado, después de desayunar subimos nuestro equipaje al auto para salir de viaje a una hermosa ciudad en la costa, al abordar recordé que las palomitas estaban en el auto y pensé que serian muy buenas para el camino, sin embargo y no obstante que recorrimos muchos kilómetros no tocamos las palomitas, ya sea por olvido o por la distracción que nos brindaba el paisaje del camino. En nuestra primera escala en otra ciudad, para comer y dormir, decidimos dejarlas ahí, en el asiento trasero, para el día siguiente, cuando nuevamente tomáramos camino rumbo a nuestro destino final.
Aunque parezca increíble nos volvió a suceder lo mismo, nos olvidamos de las palomitas, al llegar a la ciudad portuaria no las habíamos tocado; y la idea que surgió en ese momento fue que al regreso seria buena opción para matar el hambre ya que no haríamos ninguna escala hasta llegar a casa. Nos instalamos en el hotel y nos dedicamos a disfrutar del lugar por un par de días mientras las palomitas esperaban en el asiento trasero. Disfrutamos mucho nuestra estancia en la ciudad, hasta que finalmente llego el día de regresar nuevamente a casa. Iniciamos el retorno alrededor del mediodía, durante varios kilómetros todo transcurrió con tranquilidad, pero al llegar a una zona de montaña, nos detuvo una congestión de vehículos sobre la carretera. Detenidos y sin poder dar marcha atrás debido a la cantidad de autos y camiones que nos bloqueaban el paso, apagamos el motor. Nos encontrábamos en un tramo con desfiladeros de más de cien metros de altura, lo único que podíamos hacer era esperar y tratar de conocer la causa del bloqueo, después de un tiempo de estar especulando; pudimos enterarnos por un agente de la policía federal que apareció caminando a paso veloz con un radio en la mano, que la causa del problema era un gran desprendimiento de rocas que cayeron directamente sobre la carretera, este bloqueo por derrumbe duraría horas.
Nos resultaba un tanto incomodo permanecer en el auto, así que bajamos a estirar las piernas, la temperatura se sentía muy fría y con pronósticos visibles de neblina por ser zona alta y de mucha humedad.
Pasaba el tiempo y no había ninguna señal que nos indicara que resolverían el problema con prontitud, repentinamente aparecieron entre los camiones un par de niños que salidos de quien sabe dónde y llevando unas varas largas golpeaban las llantas de cada tráiler y camión que estaba a su paso, para detectar, como nos enteramos más tarde, si alguna se encontraba ponchada y ganar así un par de pesos al advertir a los choferes. Al pasar cerca de nosotros y sin pedir ninguna moneda, los abordamos para preguntar de donde habían salido y con mucha seriedad nos dijeron:
― ¡Pues de mis papás! ― Contestaron con mucha formalidad. No pudimos contener la risa.
Mientras ellos seguían su camino nos quedamos comentando:
― Simpáticos muchachos, haciendo su lucha para ganar algo, pero sin pedir nada a los automovilistas ―
Nos olvidamos de ellos mientras platicábamos con otras personas que al igual que nosotros caminaban sobre la carretera en espera de poder continuar.
No pasó mucho tiempo cuando vimos venir de regreso a los muchachos, esta vez, cuando nuevamente los detuvimos, nos dieron el nombre del lugar del que venían, una ranchería en las montañas de nombre “Camino de Agua”, les preguntamos también su nombre…
― Manuel y Santiago ― Nos dijeron con la misma seriedad.
― ¿Cuántos hermanos tienen? ―
― Somos nueve ― Respondieron con orgullo.
― ¿Ustedes son los más grandes? ― Seguimos interrogando, y nos hicieron saber que eran los más chicos, de ocho y nueve años de edad.
― ¿Qué tal si nos dejan sacarles una foto? ― Voltearon a verse entre sí, mantuvieron la mirada unos instantes y asintieron complacidos.
Después de un par de tomas que salieron fantásticas, con sus caras largas y morenas, su tímida sonrisa pero al mismo tiempo mostrando orgullo por ser lo que son y tal vez por haberse sentido importantes en ese momento.
Fue en ese instante que nos volvimos a acordar de las palomitas de maíz y con gusto se las ofrecimos, ellos se vieron nuevamente y tomaron la caja con cierta timidez. Esperábamos que empezaran a comerlas, pero para sorpresa nuestra abrazaron la caja y se alejaron caminando sin tocarlas.
Un buen rato después y ya empezando a desesperarnos por el tiempo que llevábamos varados, vimos nuevamente a Manuel y a Santiago, esta vez acompañados de un pequeño grupo de niños como ellos, asumimos que serían sus hermanos; lo más sorprendente fue observar que hasta ese momento habían empezado a comer las palomitas, y fue solo cuando pudieron compartirlas con los suyos. Fue un gesto maravilloso de parte de ellos, no cabe duda que aun con todas las carencias que seguramente tiene su familia, tuvieron el corazón de repartir esas palomitas de maíz con sus hermanos y sonreír con satisfacción por haberlo hecho.
Nos quedamos comentando este hecho y analizamos lo curioso de las circunstancias, si la alarma no se dispara, hubiéramos disfrutado las palomitas días antes en el cine, o de no haber habido un derrumbe y bloqueo en carretera, las habríamos comido en el camino de regreso, ¡pero no!, tenían el nombre de Manuel y Santiago a cientos de kilómetros del lugar donde las compramos aquel día en el cine, para una película que nunca vimos.
Finalmente después de varias horas de espera inició la lenta marcha de vehículos sobre las cumbres, con la penosa dificultad de pasar únicamente por un solo carril y estar muy pendientes de no ser arrollados por alguno de los camiones que querían iniciar una veloz carrera para llegar a su destino a dejar su carga. Tardamos un buen tiempo en salir de la montaña, ya era tarde, teníamos hambre y no había ningún lugar en donde parar para comer… y al recordar que las palomitas de maíz nos hubieran caído muy bien en ese momento, no pudimos sino sonreír.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Otra vez lo mismo…!
Cada periodo es lo mismo, nos cansan, nos hartan de promesas huecas que nunca cumplen, llega a ser odiosa tanta información que los partidos y su gente de comunicaciones pretende que como ciudadanos compremos. Ante lo inevitable de las campañas ¿qué opciones tenemos?; dejar de escuchar, no prestar atención a tantas “promesas”, olvidarnos de las noticias, desconectarnos del mundo apartándonos de la realidad, o voltear a ver a cada candidato investigando sus ofrecimiento y promesas y que estas convengan a nuestro pueblo.
Un aspecto importante en este proceso y que es uno de los problemas de fondo es la falta de seguimiento por parte de la ciudadanía a las promesas de los candidatos; o mejor dicho, la falta de responsabilidad política al no dar seguimiento ni informar con claridad y oportunidad los avances que benefician a la comunidad… como quiera que sea, el fenómeno que se da, según mi opinión, es así; un individuo del partido que ustedes quieran, recibe el nombramiento, esta persona sabe que la ciudadanía está esperando resultados por ser el inicio de un periodo, entonces se avoca a quedar bien y hasta llega a trabajar con “entusiasmo”…, pero a medida que pasa el tiempo, la historia invariablemente se vuelve a repetir, se dejan de hacer las cosas y lo justifican utilizando la frase “no tenemos presupuesto”. Como si no fuera parte de sus responsabilidades hacerse llegar del suficiente dinero para hacer obras completas y no inconclusas, como nos toca ver con frecuencia.
Tan acostumbrados estamos a este desgastante proceso, que estamos cansados de lo mismo, y no nos interesa involucrarnos, no es de extrañar entonces que la historia se repita cada periodo. Como consecuencia el resultado que obtenemos, en el mejor de los casos, es mediocre. Lo curioso es que los políticos saben que esto va a suceder una y otra vez y que el cansancio de la gente se convierte en apatía, y esta apatía los beneficia a ellos porque de una u otra manera sus intereses personales se verán satisfechos a costa de un pueblo que no exige, o no sabe exigir.
Tal vez ustedes dirán; es fácil escribir sobre esto, pero… ¿qué soluciones puede haber?, soluciones que nos ayuden a todos y hagan crecer al Pueblo en todos sentidos. Creo que sería bueno exigir que cada promesa sea acompañada de la regla básica que debe llevar un objetivo, o en este caso una promesa: medible, tangible y lograble…si no cumple con estas características nunca va a funcionar, pero si las cumple y no hay ningún mecanismo de seguimiento, tampoco funcionará.
Hace unos días en una reunión alguien comentaba “debemos hacer algo”… yo estoy de acuerdo, y tal vez por ello escribo este artículo, pero considero, como sugerencia, que hay que utilizar elementos básicos de la administración por objetivos, que ha sido probada con éxito en países de primer mundo. Aunque finalmente exigir será una decisión que cada quien deberá tomar. Y si en verdad nos interesa nuestro Pueblo, bien podríamos basarnos en el párrafo anterior cuestionando a los prospectos que los partidos presenten a la ciudadanía.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Un serio problema…!
Hace unos días, en un viaje relámpago, visitamos la Ciudad de México, esta vez desde la llegada observé varias cosas con atención; un buen número de automovilistas utiliza el teléfono celular al manejar, es muy notorio que los límites de velocidad no se respetan, ¡hay que vivir de prisa!, parece que esa es la consigna…, y a lo que puse especial atención, ya que es un tema de moda en este 2016, fue a la cantidad de humo negro que despiden, no los autos, sino los camiones…, me atrevería a decir que más del noventa por ciento emiten abundante contaminación.
Al investigar un poco acerca del gravísimo problema de la Ciudad Capital, me asombró saber que los autos representan el cuarenta por ciento del problema de la contaminación, y sin embargo es el porcentaje que más se ha combatido, y no digo que este mal, pero la pregunta obvia sería ¿sesenta no es mayor a cuarenta?, ¿qué sucedería si también se tomaran medidas para combatir este alto porcentaje?, definitivamente que de algo serviría si se desarrollan acciones inteligentes, pero eso le corresponde a quienes tienen el poder y por supuesto, la toma de decisiones.
La Ciudad de México es después de Beijing la que tiene el parque vehicular más grande del mundo, lo cual no es de sorprender, y si nos asomamos a ver las estadísticas de nuestro planeta, la sorpresa va en aumento, resulta que la circulación a nivel mundial superó los mil cincuenta millones de unidades, este número equivale a cerca de una sexta parte de la población global.
El primer lugar mundial en vehículos en circulación, como es de suponer, lo tiene Estados Unidos, con más de doscientos cuarenta millones de unidades, en segundo lugar está China, con un parque de setenta y ocho millones, el tercero lo tiene Japón, con setenta y cuatro millones, la India tiene un registro de casi treinta millones de vehículos.
En Estados Unidos existe un auto por cada 1.3 personas, mientras que el promedio de China es de uno por cada 17 personas, muy lejos aún está India con un auto por cada 56 habitantes.
En el territorio mexicano se estima que el parque vehicular alcanza los 23 millones de unidades, y aquí es donde inicia el problema, ya que hay vehículos con una antigüedad promedio de entre 15 y 21 años, esto significa que parte de la población usa su auto hasta que ya no puede circular por condiciones mecánicas, y otra mala noticia; en los últimos 5 años la mitad del parque vehicular que entró en circulación en el País corresponde a autos usados importados de Estados Unidos, ¿en qué condición se imaginan que está la mayoría?, y esta situación lógicamente ha venido provocando que la venta de unidades nuevas baje, se calcula que a cerca de un millón por año, cuando el mercado tiene potencial de venta para dos millones.
Y que opinan sobre el hecho de que el once por ciento de los autos que circulan en la Ciudad de México no cuenta con sistema de control de emisiones, y son cifras que conoce el gobierno de la Capital…, y para finalizar y no aburrirlos con tantas cifras, les diré que el parque vehicular de esta gran Metrópoli está constituido por más de cinco millones de unidades y dividido, según cifras oficiales, en setenta y ocho por ciento autos particulares, y analicen esto; ocho por ciento transporte público de pasajeros y catorce por ciento carga, que en conjunto realizan 22 millones de viajes diarios…, y con todo esto, aun hay personas que aseguran que la contaminación en el Valle de México no es un problema serio.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Todo se concede…!
Antes que pudiera abandonar el salón, fue detenido por su profesor, que con cara de preocupación preguntó, ― quisiera saber qué te pasa, eres un buen estudiante, sin embargo tus notas han bajado, ¿Qué te sucede?, ― el joven con cierto recelo contestó, ― no lo sé, pensé que todo estaba muy bien, ― ¡cómo puedes decir eso!, estás viendo tus resultados y aun así crees que todo está bien, ― bueno maestro es que no entiendo su clase, es muy difícil para mí, no voy a poder aprobar, ― aseguró el joven tratando de seguir su camino. ―
Te voy a decir algo antes de que te vayas, hay una frase interesante que dice: “Cuida lo que deseas porque se te puede conceder”, en tu caso estás afirmando que no podrás con la asignatura y seguramente eso ocurrirá, porque estás rindiéndote antes de intentarlo… te voy a poner un ejemplo para que comprendas mejor, ― el maestro tomó su tiempo antes de continuar para captar totalmente la atención del muchacho, ― saca tu celular por favor y dime si lo sabes manejar bien, ― con cierto asombro el muchacho contestó, ― ¡pues claro que lo sé manejar muy bien!, es lo más fácil del mundo, ― ahora quiero hacerte otra pregunta, continuó el maestro, ― la primera vez que tuviste un teléfono ¿lo sabías utilizar?, ― ¡claro que no! contestó airadamente, ― bueno y… ¿qué hiciste para aprender?, ― ¡no lo sé!, lo empecé a manejar, tal vez por prueba y error o preguntando cuando no entendía las funciones, ― ¡muy bien!, ahora dime; ¿alguna vez dudaste que aprenderías?, ― ¡claro que no, ni siquiera lo pensé!, ― respondió con seguridad, ― bueno, te puedo decir que si hubieras dudado de ti y de tu capacidad para aprender su manejo, no tendrías la habilidad que ahora posees. ―
Déjame darte un consejo, aunque no me lo estas pidiendo…, date la oportunidad de creer en ti, nunca dudes de tu capacidad, no te subestimes y recuerda “Cuida lo que deseas porque se te puede conceder”, si crees que no vas a poder así será, pero si piensas que lo lograrás, ten por seguro que tendrás éxito y esto aplica para todo lo que emprendas en tu vida sin importar lo grande o pequeño que sea. ―el joven se quedó pensando y comentó, ― sabe que maestro, ¡me gustó lo que me dijo!, muchas gracias.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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El desprecio…!
Caminaba despreocupadamente, sin prisa, disfrutando del lugar donde vivía y respirando el aire fresco de la mañana. Sintiéndose de muy buen humor la mujer sonreía a quienes encontraba a su paso contestando los pocos saludos que le dedicaban.
No muy lejos de ella un niño sentado en una banca la observaba fijamente, con seriedad y sin que ninguna muestra de simpatía se reflejara en su rostro, intrigada porque lo conocía, ya que el acostumbraba hacerle favores como mandados y encargos especiales apoyándola también con su despensa y hasta el cuidado de su casa barriendo su entrada y lavando su auto cuando ella se ausentaba por varios días.
― ¿Qué te ocurre? preguntó fingiendo interés ― me he dado cuenta que ustedes son groseros, ― contestó con irritación el niño ― ¿porque dices eso? ― porque cuando no me necesitan me ignoran, me desprecian, no me dirigen la palabra ― ¡no digas eso!, estoy seguro que te quieren en tu casa ― contestó ingenuamente la mujer ― claro que en mi casa me quieren, ¡yo no hablo de mi casa!, hablo de afuera… soy educado, así me enseñaron a ser, hago favores, me porto bien, nunca me he quedado con algo que no sea mío, y hay personas que cuando no me necesitan se portan muy altaneras conmigo, las veo cuando pasan muy arregladas con la cara pintada, con sus vestidos muy planchados y sus peinados exagerados para ir a alguna reunión, no sonríen, se voltean para no saludar, creen ser más que los demás, se les olvida la educación… y así esperan que cuando se les ofrezca algo tengo que estar listo para hacerles los favores que quieran…, ¡ya me cansé!, ― dijo con decepción el niño ― me van a necesitar y creo que ya no van a contar conmigo. ― ¿Tú me vas a ayudar a mí?, ― preguntó cándidamente la señora ― ¡solamente van a contar conmigo quienes me hayan tratado bien! ― insistió el niño ― ¡tú tienes tus días!, hoy estas contenta por eso me hablas, te estaba observando cuando venías para acá, pero al ir a tus reuniones te portas igual ― la mujer frunció el ceño visiblemente contrariada pensando en la mejor respuesta que dar al niño que se mostraba auténticamente dolido, se lo ocurrió decir que si cambiaba su actitud solamente perdería las propinas que ganaba ―
El niño lentamente se levantó y sonriendo tristemente contestó con seguridad ― señora creo que está olvidando algo muy importante, nosotros no tenemos los recursos que tienen ustedes y somos gente sencilla, yo no voy a aceptar el desprecio a cambio de unas monedas ― la mujer lo interrumpió y molesta preguntó ― ¿qué es lo que dices que estamos olvidando? ― con mirada inteligente el niño respondió ― la dignidad señora la dignidad, aunque pobres, no tenemos porque tolerar la humillación ni la mala educación.
La señora sin decir más y perdiendo la compostura continuó su camino; al llegar a su casa ya había tenido tiempo suficiente para tranquilizarse y reflexionar sobre el mensaje recibido, se dio cuenta de todas las cosas que el niño hacia por ayudarla sin pedir nada a cambio, repasó lo sucedido y aceptó de buena gana la lección que recibió de un niño que entendía mejor que muchos el valor de la buena educación, el respeto y la dignidad.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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No tiene que ser verdad…!
El cuento que Hans Christian Andersen publicó en 1837, “El vestido del Emperador”, es una fabula muy interesante en la que se alaba, se defiende y se justifica algo de forma apasionada, pero carente de toda verdad.
El vestido, que según la fabula, le confeccionaron al Emperador tenía la característica de ser invisible para cualquier estúpido; ante este hecho, nadie quería ser considerado como tal y todos alababan el maravilloso traje para no pasar como tontos, incluso aplaudían la belleza del vestido; hasta que un niño dijo: “Pero si va desnudo”… y se descubre la verdad a través de los ojos de un niño, que por su inocencia y autenticidad se atrevió a decir la verdad.
Esta analogía es muy usada y aplica en nuestros días; es sumamente divertido escuchar opiniones por ejemplo, sobre el sabor de un vino, cuando el “experto” en la materia habla de la madurez de la uva, la dulzura, la sequedad, su acidez, y tantas características que desconozco, se presenta el síndrome del vestido del emperador, porque aunque no guste al paladar, no se reconoce que resulta desagradable para uno. Así también en la literatura, por el simple hecho de que un libro haya sido escrito por un autor de renombre se dice que es bueno, aunque no lo sea, o en la Pintura, tantas obras que hay que materialmente son desagradables a la vista y que gozan de todo el reconocimiento de los “críticos” porque se asume que ellos si saben entender la esencia, la profundidad o el significado de lo plasmado por el artista, y equivocadamente nos dejamos llevar por su opinión.
Cuantas veces no hemos dejado a un lado una copa de vino porque es muy acida o amarga, o un libro porque no nos atrapa o también cuando dejamos de ver una pintura porque internamente reconocemos que no es buena.
¿Debemos ser “expertos” para todo? o simplemente dejarnos llevar, saborear, disfrutar, apreciar lo que es agradable, lo que nos gusta, lo que es hermoso a la vista, lo que es rico al paladar.
Respeto mucho a los expertos en cada materia, de hecho admiro la devoción y dedicación que tienen, pero sinceramente a estas alturas de la vida creo que es muy válido saber ser autentico y sincero y si no se puede ser así por lo complejo y complicado de la sociedad, al menos serlo con uno mismo.
No es posible que algo tan natural como saber apreciar el gusto, la estética, lo bello, lo pulcro, que todos llevamos como condición natural, pueda ser modificado por el criterio de otros.
Como un buen amigo dice; el mejor vino que hay es el que me gusta, el mejor libro el que me atrapa, la mejor pintura, la que puedo admirar sin despegar la vista, hay música que me agrada, y otra que evito por completo… vivo mi vida disfrutando de acuerdo con los sentidos que Dios me dio.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Las personas que no cambian…!
Terminaron las alegres fiestas decembrinas y todo vuelve a la normalidad, eventos, reunirse con amigos, retomar las juntas del Consejo, en fin, reiniciar con todas las actividades que, por qué no decirlo, nos hacen saborear el día a día.
A propósito de esto les quiero compartir una experiencia que me ha hecho reflexionar, en una de esas reuniones a la que regularmente asisto cada semana y en la que no participa ningún integrante del Consejo, nos reunimos en el lugar acostumbrado y después de los saludos habituales, conocimos a una persona que pretendía integrarse al grupo, que por cierto tiene más de 15 años de haber sido formado.
Después de las presentaciones de rigor, y de haber pedido de cenar inició la conversación que todos esperábamos fuera como siempre lo es… amena y agradable, sin embargo, después de un buen rato de estarlo escuchando, prácticamente sin que ninguno participara, en un ambiente que se había tornado tenso, observé las caras de mis compañeros y lo único que vi fue aburrimiento, fastidio y bostezos contenidos… finalmente pedimos la cuenta.
Al salir del lugar para regresar a casa, los comentarios no se hicieron esperar; “esta persona no puede estar en el grupo, es un tipo que cree que sus opiniones son más importantes que las de los demás y que todos deben interesarse en lo que dice”, ― comentó un compañero ― ” además es prepotente y presumido, me da la impresión que siente que debe ser admirado y lo que es aun peor en todo cree tener razón y no sabe escuchar ” ― finalizó otro miembro del grupo.
En general fueron comentarios muy fuertes por lo molesto que todos nos sentíamos y sobretodo porque la velada, contrario a lo acostumbrado, había sido un fracaso.
El amigo que lo invitó nos comentó posteriormente que en muchas ocasiones y por la confianza que le tiene le había pedido que se adaptara a los grupos, que sus vivencias no necesariamente interesan, que a estas alturas el presente y la actualidad son los temas de conversación más interesantes, que el pasado es historia, y que además tenía que aprender a escuchar.
Nos comentó a manera de disculpa que había hecho lo posible por tratar de hacerle ver que estaba equivocado, y que de seguir así continuaría siendo un solitario… pero no tuvo éxito, al menos no lo logró esa noche. Lo curioso es que no pienso que sea una mala persona, o que tenga malas intenciones, simplemente no se supo adaptar a un grupo muy consolidado.
Esto que comparto con ustedes me hizo recordar una frase que considero interesante: “Las personas que cambian pueden equivocarse…pero las que no cambian nunca, viven equivocadas”.
Cuesta mucho trabajo cambiar, es muy cierto, pero cuando me llegan a suceder experiencias como esta, me hace pensar en lo importante que es un cambio positivo, mejorar y tratar de no hacer sentir mal a los demás, ser mas considerado, con el beneficio de contar con la aceptación de la mayoría, ya que de todos es imposible. Como quiera que sea, la prepotencia, la presunción, o sentir que uno es más y mejor que los demás son errores muy serios, mientras que la sencillez y la empatía son el bálsamo perfecto para vivir la vida de manera agradable.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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¿Qué quiero para mí...?
Hay una frase muy cierta que dice “Hay dos días de la semana por los que menos debemos de preocuparnos; ayer y mañana, el único momento valioso es el ahora”… esto es muy atinado, pero que trabajo nos cuesta desconectarnos del ayer, insistimos en cargar con el y desaprovechamos el tiempo al pensar en el mañana. Sin embargo no es fácil cambiar, son muchos años de lidiar con el pasado y el futuro…, estamos acostumbrados a ello.
Diciembre está iniciando, último mes del año, para cada uno tiene un significado diferente, además el frio, los días nublados y la nostalgia propia de la temporada no ayuda necesariamente a nuestro estado de ánimo, y es aquí donde surge una pregunta que pocas veces nos hacemos; ¿qué quiero para mí?, ¿me interesa sentirme bien? o seguiré dejando pasar los días, semanas, meses sin voltear a verme.
Asumamos por un momento que nos interesamos en nosotros mismos:
Tenemos opciones para ayudarnos a estar y sentirnos bien y son los pensamientos positivos en el mejor de los casos, o los negativos para vivir en el desánimo, en el malestar y la ansiedad en el peor. Un pensamiento positivo nos hace sentir bien, si nos valorarnos un poco y creemos en nosotros mismos sentiremos que la vida nos sonríe, si por el contrario nos desvaloramos caeremos en el desánimo.
Por otro lado hay un error muy común que cometemos y es el tipo de expectativas que nos creamos, tenemos la tendencia de fijarnos demasiado en lo que consideramos que nos hace falta y la mayoría de las veces son cosas materiales de las que podemos prescindir, esta actitud daña mucho nuestro estado de ánimo y nuestra autoestima, nos frustra y no nos lleva a nada. Las expectativas no son malas, siempre y cuando sean alcanzables y no estén generadas para competir con los demás.
Hay una frase que tiene mucho fondo; “Una actitud positiva da mejores resultados”… diariamente nos enfrentamos a situaciones diferentes; en la manera como encaremos cada escenario tendremos un mejor o peor resultado. Es fácil señalar que la manera positiva funciona mejor y de hecho ha sido probado que esto es cierto, aunque cueste un poco de trabajo creerlo. Finalmente pienso que la actitud, la buena actitud, determina el estado de ánimo y obviamente el optimismo va de la mano con esta forma de ser y nos hace sentir bien que es de lo que se trata.
Es evidente que si no tengo voluntad para hacer las cosas nada me va a servir, pero si la tengo estoy más que obligado a dejar la zona de confort que nos atrapa con mucha facilidad.
Así que considerando todo lo anterior, mis deseos para el 2016, son los siguientes; vivamos el hoy, cuidando nuestro estado de ánimo y manteniendo una actitud positiva sin competir con los demás, con mucha voluntad para lo que nos propongamos y llenos de salud para disfrutar y vivir felices.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Una gran Celebración…!
Al iniciar noviembre supimos que sería muy difícil poder reunirnos como familia para las fiestas decembrinas, complicaciones por el trabajo de nuestros hijos nos impedirían hacerlo; sin embargo surgió la idea de cambiar la fecha y ¿porque no? vivir la fiesta un mes antes… se hizo la propuesta que fue acogida con entusiasmo desde el principio, se fijó una fecha, todos querían participar en los preparativos, y no solo eso, se agregaban a la lista mas familiares que deseaban venir a la reunión.
¿Suena extraño celebrar fuera de las fechas en que tradicionalmente se hace?, tal vez para algunos así sea, pero la experiencia que vivimos esos días cuando se llenó la casa nos dijo lo contrario.
Llegó familia de San Luis Potosí, de la Ciudad de México, del Estado de Morelos, conversaciones agradables, risas, y un ambiente increíble como si verdaderamente estuviésemos viviendo esos días que tanto agradan de las fiestas Navideñas.
Todos de muy buen ánimo sabíamos que teníamos la oportunidad de pasar un par de días en familia siguiendo nuestras tradiciones, pedir posada, romper la piñata, cantar y sobretodo la alegría, disfrutando la calidez de poder estar juntos, ¡fue algo maravilloso!
La forma de participar de las nietas y sus primas, haciéndolas partícipes de una costumbre muy nuestra resultó excelente. Quedamos con el compromiso de reunirnos cada año, sin importar la fecha, ya que sentimos ese sabor familiar tan agradable en el que los regalos no importaron, el nacimiento y lo que este representa fue lo central de la reunión.
Así que celebramos nuestra Navidad en noviembre en donde lo que nos unió fue el cariño que nos tenemos como familia.
Aprendí que el tiempo no nos debe complicar; si queremos celebrar… hagámoslo sin importar la fecha, ¡vale la pena!
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Una visita extraordinaria...!
Cuando llegó a visitarnos y después de haberse instalado nos sentamos a platicar...recordó etapas de su infancia cuando vivió en los Estados de Tlaxcala y Veracruz, con entusiasmo nos narró varias anécdotas, algunas divertidas, otras dramáticas, todo lo comentaba como si en ese momento lo estuviera viviendo.
Por la tarde y después de haber comido, disfrutaba llenando crucigramas y armando rompecabezas mientras contemplaba desde la terraza los colores de la naturaleza. No había día en que no se maravillara por todo lo que veía, árboles, tonalidades del campo, nubes, cielo, aves.
Le gustaba contemplar el ocaso y no dejaba de sorprenderse de los efectos que los rayos de sol, antes de ocultarse, provocaban sobre las nubes.
La forma de ver la vida y enfrentar los problemas le dio salud, caminar a diario y tomar agua ha sido también parte de su disciplina... pero tal vez el factor que más le ha ayudado en sus ya casi 102 años de edad ha sido la forma como ha enfrentado las situaciones difíciles de su vida. Al presentarse un problema siempre manejó dos opciones; si se puede solucionar, excelente... pero si no, a olvidarlo.
Con el transcurso de los años se volvió más reflexiva, aunque ha perdido el oído, no le causa mayor preocupación, ella continúa disfrutando cada día. Es fiel a su horario para tomar sus alimentos, no le falla ninguno, tampoco su baño diario, ni su hora de televisión antes de cenar y por supuesto sus rezos de agradecimiento al ir a dormir.
Se volvió frágil con el tiempo, pero su carácter y su voluntad han permanecido intactos, está agradecida con la vida y se siente en paz con Dios.
El pasado mes de octubre estuvo de visita con nosotros debido a una situación familiar que se presentó en la Ciudad de México donde ella vive... pero después de este tiempo empezó a añorar "su rincón" y llegó el momento de su partida.
Fue un mes lleno de emociones, de muchos cuidados y atenciones, de juegos divertidos y pláticas interesantes...ese fue el mes que pasamos con mi madre.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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¿Porque cuesta tanto trabajo?
Porque cuesta tanto trabajo la sinceridad, es complicado tratar este tema porque todos somos fervientes seguidores de ella, no he conocido a nadie que no pueda jactarse de ser sincero; sin embargo ¿en realidad lo somos? o utilizamos frases acuñadas para quedar bien con los demás en nuestra comunicación diaria. Aunque no lo parezca, esto sería la primera muestra de falta de sinceridad. No todo lo que escuchamos nos gusta, no estamos necesariamente de acuerdo con todo, hay situaciones que nos molestan, sin embargo respondemos con aplausos, caras sonrientes, o frases como, me parece muy bien, fantástico, hermoso, increíble, o deseando un día maravilloso sin que en realidad lo sintamos.
Se ha visto que en las Redes Sociales existen grandes diferencias en la comunicación entre la juventud y la edad madura, la brecha es muy grande, el lenguaje de los jóvenes llega a ser prosaico y directo pero sincero, y en los adultos cambia el tono para llegar en ocasiones a empalagar… la pregunta es: ¿porque si contamos con tantas vivencias y experiencia en nuestro haber, no podemos ser sinceros como debe ser?… tal vez la respuesta, aunque triste, sea la siguiente; porque fingiendo consideramos que tendremos más contentos a los demás y que de esa manera también gozaremos de su amistad y esto incluye a los falsos y exagerados halagos que llegan a hacerse, fingiendo cualidades, sentimientos, virtudes u opiniones que no se tienen.
Que error tan grande manejar la falta de autenticidad para tratar de complacer a los demás… pero todo tiene su precio, cuando actuamos de esa manera deterioramos en nuestro yo interno valores muy ricos que nos fueron inculcados por nuestros padres y podemos llegar a sentirnos huecos y defraudados con nosotros mismos.
Si manejáramos el verdadero significado de las cosas como en este caso la sinceridad, cuya definición es: “que habla y obra según lo que piensa realmente, sin mentir ni fingir”, bien podríamos sentirnos mejor, actuar de acuerdo a principios y ganar verdaderos amigos.
Si evitáramos mentir y fingir o al menos lo intentáramos, otra cosa sería dentro de los críticos y en ocasiones severos ambientes sociales; en donde, por cierto, el significado de la amistad también tiene especial relevancia, basta y sobra con analizar lo que quiere decir: “relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia”; bien podremos irradiar simpatía, brindar mucho afecto o comprarlo, como se acostumbra hacer, pero sin confianza vamos a estar muy lejos de contar con verdaderos amigos y todo por fingir, mentir y no ser sinceros.
¿Cuántos amigos tienes?... es una pregunta que muchas veces a lo largo de nuestras vidas hemos escuchado, y la respuesta generalizada es la misma: “los cuento con los dedos de una mano y me sobran dedos”… pues esta es una muestra irrefutable de la combinación de esa forma de ser que desgraciadamente se ha vuelto una costumbre social donde al parecer fingir y no ser sinceros es la moda del día a costa de la verdadera amistad. Estoy seguro que no vale la pena sacrificar personas que valen mucho por la amistad que podemos ganar, simplemente por caer en la trampa de no tolerar que se nos hable con sinceridad.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Dignidad…!
Se sentaba en el suelo cada fin de semana a un lado de la puerta principal de la parroquia, pocos reparaban en él y cuando lo hacían notaban que aunque pedía limosna lo hacía extendiendo completamente la mano, mirando hacia el frente y levantando la vista para ver quien lo favorecía. Cuando esto llegaba a suceder agradecía con voz clara, firme y fuerte sin asomo de vergüenza, pese a que por su limpia vestimenta bien podría asegurarse que no necesitaba vivir de la caridad.
Como la ociosidad llega a ser muy fuerte, un grupo de personas de las llamadas “almas piadosas” se dedicaron a investigar su vida y antecedentes… finalmente por ser un pueblo chico hace falta tener actividades ― decían para justificar su intromisión ― pero simplemente buscaban satisfacer su morbo.
El grupo de “piadosas” no llegaba a entender que este hombre necesitaba por su edad y muy escasos recursos vivir de la generosidad de los demás; tampoco alcanzaban a comprender la actitud que el tomaba para agradecer una limosna, ni siquiera podían imaginar alguna razón por la que un menesteroso cuidara su limpieza y arreglo personal.
Las “piadosas”, conversando acaloradamente en una cafetería sacaban varias conclusiones; una de ellas aseguraba que era un hombre con muchos recursos económicos, otra más insistía en que debía tener relación con el bajo mundo, una tercera sostenía que lo hacía para burlarse del pueblo… en una mesa cercana alguien que escuchaba la conversación y pagaba su cuenta se aventuró a decir; ―señoras, porque no preguntan directamente al anciano y salen de dudas― diciendo esto salió apresuradamente del lugar evitando escuchar los comentarios que surgían por su intervención.
Finalmente y después de varios días de seguir dando vueltas a tan “complicado asunto” decidieron seguir el consejo que tan “groseramente” les había sido dado.
El anciano se prestó a contestar su interrogatorio, cada duda era aclarada con mucha seguridad; cuando escucharon la respuesta sobre la forma de ser del anciano quedaron sorprendidas: ― “señoras el hecho de que yo pida limosna por mi condición de pobreza, por no conseguir un trabajo y principalmente por mi edad, no quiere decir que me deba de humillar, hacer el ridículo, servir de juego o distracción a los demás, soy un ser humano que ha tenido la mala fortuna de ser despreciado simplemente por ser un anciano, pero no por ello evitaré comportarme con dignidad en los días que me queden de vida, mucha gente de mi edad la pierde con facilidad, permitiendo que se burlen de ellos y los menosprecien, yo no lo voy a tolerar, en mi está el evitarlo y es lo que hago, deberán aprender antes de que sea muy tarde para ustedes” ― inclinó la cabeza levemente en señal de despedida y sin arrastrar los pies inició su caminar con la frente erguida sonriendo para sí mismo, seguramente satisfecho de su forma de ser.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Tristeza…!
Ese día, al caminar por las calles de Tequis para encontrarme con un grupo de amigos, observaba los rostros de las personas que se cruzaban en mi camino. Antes de entablar contacto visual, noté que aproximadamente una tercera parte de ellas reflejaban tristeza. Pensé que tal vez mi percepción estuviera equivocada y lo que mostraban esos rostros fuera otra cosa, sin embargo después de la reunión, al regresar a casa, volví a pensar en ello y llegué a esta conclusión; creo que socialmente se menosprecia a la tristeza, tal vez porque al conectarnos con ella nos sentimos débiles o expuestos, o que nuestra personalidad pierde su brillo… esa sería la manera simple de verla, pero creo que hay algo más profundo en esa emoción que todos, como seres humanos, hemos sentido.
No será acaso que esta emoción nos hace reflexionar sobre hechos ocurridos, o sobre las acciones que tomamos para que las circunstancias se desenlazaran de una u otra manera y que es en sí un excelente elemento para meditar.
Es bien cierto que la tristeza en si requiere soledad y aislamiento y cuando se vive en forma positiva, además de ser un llamado a la reflexión, nos proporciona un espacio de encuentro con uno mismo, es como un desahogo interno sin la necesidad de los demás.
Desafortunadamente la sociedad actual nos ha enseñado que la tristeza es sinónimo de depresión, habrá quienes no estén de acuerdo conmigo, pero en mi opinión no es más que un engaño que ha beneficiado a ciertas industrias.
Llegué como lo mencionaba anteriormente, a una conclusión; la tristeza más que una debilidad es una fortaleza… y cada vez que vea rostros que la reflejen pensaré en personas reflexivas que de alguna manera se fortalecen internamente.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Muralistas Urbanos…!
Todo empezó por una iniciativa del Consejo del Adulto Mayor, un proyecto para hacer del pueblo un mejor lugar para vivir, utilizando lonas y murales donde se proyecten las actitudes simples y sencillas que diariamente debemos de tener todos los habitantes del lugar. Laura Sánchez, amiga nuestra, dio la idea de los murales en la pared de su negocio, encargándole el trabajo a los mal llamados “grafiteros”, y digo mal llamados, porque el día que los conocimos y nos explicaron quienes son en realidad, cómo están organizados, sus intereses, actividades y expectativas, nos llevamos una agradable sorpresa. Nos reunimos en casa de Laura en donde los conocimos y explicamos el “Proyecto Tequis”, inmediatamente lo entendieron y dieron sugerencias muy interesantes; como cambiar los textos de la campaña por imágenes.
Jesús y Rigoberto son sus nombres, nos explicaron su realidad y esto fue lo que captamos: nosotros no somos “grafiteros”, ese nombre en realidad no nos gusta, es mejor que nos llamen “Muralistas Urbanos”, no nos dedicamos a pintar paredes como vándalos, eso lo hacen grupos “fuera de la ley”, nosotros estamos organizados, nos comunicamos, trabajamos en equipo, nos gusta el arte y nos queremos expresar…, donde nos lo permitan. Sin embargo por nuestros implementos y vestimenta la sociedad nos rechaza, nos juzgan sin tener evidencias para hacerlo, hay ocasiones en que la policía nos detiene solo por el aspecto, padecemos discriminación social y lo tenemos que soportar.
Uno de ellos, Jesus, tiene su taller de carpintería y de eso vive, Rigoberto por su parte se dedica a la pintura automotiva, pinta cascos de motociclistas o adornos en los vehículos, y en este año ingresará a la carrera de Arquitectura.
Nos mostraron fotografías de algunas de sus obras, una pintura sacra en el interior de un templo, en el estado de Guanajuato, y aunque no soy experto en arte, si puedo decir que verdaderamente está muy bien lograda, tienen trabajos hechos para hoteles y les han llamado a desarrollar obras especiales de gran tamaño.
Los vimos trabajar en el Jardín del Arte, gracias al humanismo, entusiasmo y empeño de Laura Sánchez que les proporcionó tarimas suficientes, pintura, alimentos, como para que un fin de semana se lograra interesar a la los visitantes y a los habitantes del pueblo a caminar por el Jardín y poder apreciar la forma como ellos, los Muralistas, desarrollaban su arte. Recibieron por vez primera, todos los participantes, un reconocimiento en presencia de la Autoridad Municipal.
Ahora que conocemos un poco de esta historia, sería bueno que en el futuro sepamos aprovechar las habilidades y disposición de nuestros “Muralistas Urbanos”. Creo que estarán de acuerdo conmigo, en que esta es otra interesante faceta de este Pueblo Mágico que tenemos la suerte de habitar.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Un buen Recuerdo…!
Las fiestas de fin de año pasaron como siempre, demasiado rápido, compromisos, reuniones, llamadas a nuestros amigos y familiares, visitas, eventos, todo lleno de buenos deseos… este periodo es siempre muy agradable. Hubo una llamada que hice el 24 de diciembre a Guadalajara que me hizo reflexionar mucho, hablé para saludar y felicitar a un amigo; me dio mucha tristeza escuchar que su salud se había deteriorado, a tal grado que sentía que los médicos mostraban poco interés en su recuperación. Hasta donde pude, traté de levantarle el ánimo, bromeando, recordando un sinfín de cosas que pasamos juntos… pero sé que no lo logré; recuerdo que al final le dije: “Güero algún día en algún lugar nos volveremos a encontrar sanos, ágiles y sin problemas”, se rió y me contestó; “si, tienes razón”… nos despedimos deseándonos, como siempre, lo mejor.
Pasaron varios días, las fiestas llegaron a su fin, un sábado por la noche me hablaron por teléfono, contestó mi hijo que se encontraba de visita en Tequis, preguntó quién me buscaba, escuchó el nombre y me dijo con una sonrisa, “te habla el Güero, debe ser para felicitarte”… tomé el teléfono con gusto y contesté: “no te olvidaste de mi cumpleaños”…, pero me interrumpieron aclarándome que hablaba su hijo para avisarme que el Güero se nos había adelantado…
Recordé muchas cosas y aventuras que pasamos juntos, como aquella ocasión en que hicimos un viaje de una semana a Michoacán, a visitar a uno de sus primos en una pequeña ranchería alejada de la civilización, la pasamos increíble, sin luz eléctrica, comiendo sin cubiertos, bañándonos en una poza de agua tan turbia que no se le veía el fondo, durmiendo en colchones duros llenos de pulgas… ¡pero cómo nos reíamos!, y eso es lo que queda; recuerdos, agradables recuerdos que hacen sentir que el está aun con vida; por cierto, al día siguiente de su partida cumpliríamos 50 años de conocernos.
No cabe duda que la vida no deja de sorprendernos, nos da cosas buenas y maravillosas, y más nos vale continuar con ánimo y agradecimiento por todo lo recibido, conservándolo en nuestra mente como homenaje a los que ya se han ido.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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¿Y por qué no compararnos…?
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero creo que a estas alturas de la vida todo depende de las circunstancias… todos tenemos la fortuna de conocer de cerca la magia de la niñez. Aun muchos años después podemos acordarnos cuando fuimos niños y recordar que sabíamos pasarla bien, mucho mejor que la mayoría de los adultos.
Estoy seguro en que vamos a coincidir en que los niños saben reír, no necesitan gran cosa para hacerlo, a veces no necesitan nada, ríen porque les agrada la sensación, son agradablemente espontáneos, no analizan ni racionalizan las cosas, simplemente se mantienen ocupados siendo ellos. Viven fascinados, son curiosos… una piedra, un escarabajo, un charco, un pedazo de madera, todo es fuente de asombro para ellos.
Por otro lado, nosotros como adultos nos desconectamos, ya no entendemos las piedras, los charcos, los escarabajos, tal parece que al llegar a la edad madura nos olvidamos de la magia de nuestro alrededor.
Los niños aceptan abiertamente, no tienen prejuicios. Les gusta todo, no importa si es rico o pobre, blanco o negro, nunca se escandalizan por las ideas políticas ni religiosas, no les preocupa demasiado bañarse o no bañarse, a los adultos nos admiten en su mundo tal y como somos. Saben aceptar las circunstancias “hasta el día en que aprenden a no hacerlo”… ¿Cuándo hemos oído a un niño quejarse del clima? ¡No lo hacen!, Saben por intuición que deben adaptarse a todo.
Y si hablamos de su honestidad… ¿Por qué estás tan viejo? ¿Ya te vas a morir? ¡Te pusiste mucho perfume! ¡Los abuelos de mi amigo siempre se ríen! ¿Por qué tu no? … y que tal su capacidad de recuperación y su determinación…si quieren algo no se dan por vencidos...acaso no los hemos escuchado decir ¡quiero un helado!, ¡me compras un helado!, ¡se me antoja un helado!… hasta que finalmente obtienen el helado. Saben ser perseverantes, así como un día lo fuimos nosotros cuando éramos niños y aprendimos a caminar; ¿acaso al caernos no lo intentábamos una y otra vez?... y al final lo lográbamos.
Su imaginación es fabulosa les permite aprender, retener y desarrollarse a toda prisa… ojala y pudiéramos recordar cada día lo que fuimos cuando niños, y re aprender más sobre nuestra propia espontaneidad, curiosidad, aceptación, fe, e imaginación… buscamos consciente o inconscientemente ser felices y esa enseñanza nos la dio la vida cuando fuimos niños y tal parece que la hemos olvidado; entonces por qué no compararnos con nosotros mismos y sacar provecho de ello.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Vivir el Ahora…!
Lo único que tenemos ahora es el presente, independientemente de lo que haya ocurrido ayer y lo que pueda pasar mañana el ahora es el punto en que nos encontramos, es la clave de la satisfacción y la felicidad, es fijar la mente en el presente. Cuando vivimos en el presente erradicamos de nuestra mente el miedo. En esencia el miedo es la preocupación por los eventos que pudieran ocurrir en el futuro. Esta preocupación puede llegar a paralizarnos al punto de no permitirnos hacer nada constructivo, sin embargo, solo podemos estar expuestos al miedo intenso cuando nos encontramos inactivos física o mentalmente. Tan pronto como hacemos algo el miedo cede. Debemos hacer algo… ¡lo que sea! y vivir el ahora para sentirnos satisfechos y poder capturar la armonía y la paz indispensables para nuestro bienestar.
Gonzalo Rodriguez Balmori
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Gratitud…!
Cuando niño me aconsejaban ser agradecido por las cosas buenas que disfrutaba, siempre me pedían que diera gracias por todo; por los alimentos, por tener un techo, por la salud, y por todo lo que teníamos. Recuerdo que cuando surgía algún problema en la escuela o con mis amigos, me decían que en vez de pensar en lo que había fallado, hiciera algo para corregir la situación, pero sobretodo me hacían ver el lado positivo de las cosas y que agradeciera que lo ocurrido me obligara a aprender más. Muchas veces me repitieron: tienes escuela a donde asistir y amigos con los que estudiar y jugar, en vez de quejarte… ¡agradece!
En aquel entonces no comprendía esos mensajes, por el contrario, me disgustaban y con frecuencia pensaba “ya sé lo que me van a decir”. No sabía reflexionar sobre la importancia de su consejo.
Años más tarde fue cuando advertí que una actitud agradecida surte muy buen efecto en la vida diaria, me di cuenta que la vida suele depararnos lo que pensamos y que tendemos a recibir lo que subconscientemente esperamos.
Considero que debemos estar conscientes de todas las cosas buenas que tenemos, de todas las bendiciones que hemos recibido y seguimos recibiendo. Es increíble, porque tal parece que la mente actúa como un imán y nos va llegando, de una u otra manera, lo que pensamos.
Un buen ejemplo sería el caso de una persona que comenta que nada le sale bien, que nadie lo quiere, que su círculo de amistades es reducido y poco confiable, que la vida es una desdicha y a nivel consciente hará caso omiso de las oportunidades que se le presenten y seguirá atrayendo adversidades a su vida, vivirá de acuerdo a esos sentimientos y pensamientos; caso contrario de quien ve la vida con satisfacción, disfruta de cada momento, se siente agradecido por todo lo bueno que recibe, lo disfruta, su vida es agradable y sabe manejar con actitud positiva todo lo que se le presenta.
Otro caso sería el de aquellas personas que tienen amigos pero los saben valorar, aprecian la riqueza que da el contar con ellos, viendo siempre su lado bueno, no son separatistas ni critican su forma de ser, de esta manera los conservan y a medida que pasa el tiempo la amistad crece, se fortalece y se vuelve indestructible… el caso opuesto es el de aquellos que solo ven “la paja en el ojo ajeno” y son tan susceptibles, que cualquier cosa, por mínima que sea les molesta, y optan por cortar o alejarse de una relación que pudo haber dado frutos magníficos.
Estamos envueltos, desafortunadamente, en una sociedad que nos manipula y condiciona a ver el lado negativo de la vida, si diez cosas marchan bien y una mal nos fijaremos en esta última.
Hablar de las noticias es un ejemplo más, todas son negativas, todas hacen daño, provocan reacciones de desaliento y tristeza… caemos en la trampa, no reaccionamos y perdemos la conciencia de todo lo bueno que nos rodea y materialmente tiramos a la basura el momento, por no considerar un cambio oportuno en la conversación.
Muchas personas opinan que ser “realistas” significa atender solamente a los defectos… ¡que error tan grande!, esta forma de pensar no solo aleja una buena actitud, sino que acaba con ella.
Alguien dijo una vez: “si te sientes infeliz por todo lo que quisieras tener y no tienes, ¡piensa en todo lo que no tienes y no quisieras tener!”… ¡Todo tiene su lado positivo!, la gratitud que sintamos por lo que tenemos y por lo que nos rodea nos ayudará a llevar una vida sana y agradable. Hay una frase muy sencilla que envuelve mucho de lo que aquí está escrito: “Una buena actitud da mejores resultados”…, finalmente la vida se trata de saber disfrutarla.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Viaje de Negocios…!
Cuando supe que tendría que salir en viaje de negocios por el Caribe algunos de mis compañeros, palmeándome la espalda me decían lo afortunado que era…sonriendo no contestaba nada porque sabía lo que esos viajes significaban, siempre lograr el objetivo de negocios a toda costa, en situaciones muy complejas y complicadas. Tomé un vuelo desde la Ciudad de México a Miami en donde abordaría el avión que me llevaría a mi destino: Las Antillas Holandesas (Curasao). En Miami mientras esperaba la salida de mi vuelo, nubes negras pronosticaban que una fuerte tormenta se avecinaba, todas las personas que abordarían paseaban desesperadas por la larga demora. Cuando finalmente, después de casi cuatro horas de espera, anunciaron que saldríamos, nos sentimos aliviados. Sin embargo en esos momentos se desató la tormenta y con cierto nerviosismo me dirigí al mostrador para revisión de documentos. Volaría más de seis horas para llegar a mi destino en un avión repleto de extranjeros.
El despegue, en medio de la noche y con una intensa lluvia causó temor, la nave parecía estar fuera de control, se elevaba y descendía a merced del viento mientras penosamente trataba de ganar altura. Todos los pasajeros permanecíamos en silencio aferrados a los brazos de nuestros asientos. Finalmente después de minutos que parecieron eternos, el avión sobrevoló por arriba de la tormenta…vino la calma, se escucharon voces, la gente hablaba y reía, sirvieron bebidas, el ambiente se relajó y algunos se prepararon a dormir. Varias horas después, volando sobre el Atlántico, un miembro de la tripulación con paso apresurado y linterna en mano se dirigió una y otra vez al fondo del avión revisando con insistencia la parte posterior. Algunos de los pasajeros notaron lo que sucedía y lo comentaban en voz alta, uno de ellos, un tipo fornido de más de dos metros de altura visiblemente pasado de copas, detuvo bruscamente al tripulante, lo sujetó de las solapas y exigió que se le dijera lo que sucedía. Cuando el atemorizado copiloto comentó que solo se trataba de una revisión de seguridad, fue arrojado con fuerza al piso. En ese instante todos los pasajeros veíamos la escena, las azafatas no se atrevían a acercarse y el hombre caído dijo con temor “la puerta del avión se está abriendo”…. quienes escucharon lo repitieron a gritos y de un momento a otro el caos se apoderó de la nave.
Nunca me había tocado vivir esa conmoción, ese impacto tan grande que se apodera de uno al saber que la vida corre peligro, saber que no hay para donde hacerse. Pánico, desesperación, impotencia, angustia, desolación, todo se vuelve parte de uno y en un solo instante te das cuenta que todo es tan efímero, tan frágil. Las imágenes de mi esposa y mis hijos llenaban mi mente y una profunda ansiedad me invadió.
Me ha sido difícil olvidar la escena; gritos, llantos, oraciones, suplicas, vómitos, en su desesperación algunos trataban de salir de sus asientos y eran detenidos bruscamente por los cinturones de seguridad, hubo también quienes perdieron el conocimiento. Los altavoces daban instrucciones que no se escuchaban con claridad por el griterío. Las azafatas estaban en shock sin saber qué hacer. La impresionante escena parecía eternizarse. Largos minutos después las mascarillas de oxigeno se desprendieron de la parte superior de los asientos, mientras el capitán insistía por los altavoces tratando de calmar el pánico.
El avión empezó a perder altura pero se elevaba y volvía a descender con violencia a merced de la tormenta a la que habíamos regresado. El infierno por el que pasábamos parecía no tener fin, el caos estaba desatado…pero como en todo, después de angustiosos minutos la nave volando a baja altura normalizó su vuelo y eso calmó a la mayoría de los pasajeros, disminuyeron los gritos y se pudo escuchar la voz del capitán advirtiendo que aterrizaríamos de emergencia en una pequeña isla.
Al descender del avión y esperar en la terminal aérea de Martinica, me sentí agotado y al racionalizar lo sucedido escuchando la explicación del capitán sobre lo ocurrido, supe que nada hubiera pasado, podíamos haber llegado a nuestro destino sin ningún problema, aun con la puerta abierta; sin embargo una persona provocó el caos y nuestra imaginación se encargó del resto, cuando la histeria colectiva se apoderó de todos ya no había nada que hacer… cinco personas fueron hospitalizadas, dos de ellas en estado crítico… es increíble cómo una sola persona puede llegar a influir en un grupo de manera negativa; aunque afortunadamente también están quienes lo hacen de manera positiva y es con ellos con los que se puede convivir en paz y armonía.
A mi regreso, algunos de mis compañeros me palmeaban la espalda haciendo el mismo comentario: “hombre afortunado”… y recuerdo que esa vez les contesté: “si, verdaderamente lo soy”.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Sentirse bien…!
Estoy seguro que les ha tocado conocer a personas amables, sinceras, que buscan agradar, y lo hacen con el único propósito de sentirse bien, a este tipo de personas habitualmente la vida les sonríe, ya que esa actitud les abre puertas, les facilita tener amigos y les evita problemas.
Hoy día la competencia en las escuelas, los trabajos y en general en la vida nos está llevando a menospreciar estos conceptos elementales del comportamiento humano y con ello a actuar con indiferencia, enojo, burla o coraje, como si los demás tuvieran la culpa de lo que nos sucede. Con esta actitud lo único que hacemos es perder terreno en la vida por la sencilla razón de que siempre necesitaremos de los demás para poder salir adelante en cualquier ambiente ya sea de tipo escolar, laboral, de negocios o social.
Es un hecho que el ritmo de vida actual; la tecnología, medios de comunicación, televisión, nos proporcionan un flujo impresionante de información que recibimos diariamente, y la influencia que ejerce en nosotros, nos guste o no, nos afecta anímicamente.
Hay métodos que nos ayudan no solo a sobrevivir en este mundo tan complicado, sino a vivir y sentirnos bien…, esos métodos son gratuitos y muy simples, tienen su fundamente en lo básico: la relación cordial, el saludo amistoso, la sonrisa amable el entusiasmo por la vida, evitando la crítica destructiva, la traición a los demás, las malas maneras, la grosería, y aceptando las circunstancias que la vida nos presenta. Está probado, infinidad de veces, que el manejo de nuestra “forma de ser” nos beneficia enormemente, es necesario entonces volver a lo básico y recordar que “una actitud positiva da mejores resultados” y es el mejor camino para que nos vaya bien en la vida.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Experiencia y Carácter...!
Es una creencia generalizada que al llegar a la edad madura, tercera edad o como quieran llamarla, se piense que la experiencia que hemos adquirido es sin lugar a dudas algo excepcional, algo insuperable y que no tiene comparación..., sin embargo, y esto es una reflexión...¿Acaso la experiencia nos hace ser lo mejor? ¿La experiencia nos lleva a no cometer ningún error; a vivir una vida llena de perfección?..¡pues claro que no!, por el contrario, podemos caer en errores constantes por considerar que "ya lo sabemos todo" y como ejemplo el simple "trato con los demás"...cuando nos dicen las cosas con claridad, por la razón que sea, nos alejamos de la persona que nos hizo ese "terrible daño" (esto lo digo con sarcasmo), ya que consideramos entonces que esa persona no debe ser parte de nuestro "círculo de amigos “y empieza entonces uno de los más desagradables y despreciables eventos sociales: "hablar mal de los demás", (lógicamente que a sus espaldas)...¡Qué absurdo tan grande! ¡Qué interpretación tan errónea!...no sabemos convivir acaso con personas de "carácter fuerte", ¿de qué nos sirve la experiencia si nos volvemos tan susceptibles, engreídos e intolerantes?
En muchas ocasiones hemos escuchado la frase "carácter fuerte", que es por cierto, sinónimo de cierto disgusto que se refleja en el rostro de quien la escucha...analizando un poco; será cierto que quienes tienen un "carácter fuerte" son personas que socialmente no gustan... o acaso será que cuando conocemos a una persona con esta característica nos molesta que nos diga las cosas con absoluta claridad y sinceridad...¿preferimos acaso convivir con la hipocresía", eso no lo creo; a mí me han parecido siempre muy interesantes las diferentes características de personalidad, debemos, si en realidad somos sinceros y nos ha servido de algo el cúmulo de años que tenemos encima, darnos cuenta que la riqueza de la amistad radica precisamente en las diferencias que tenemos y que una particularidad de la Amistad, sino es que la más importante, es "aceptarnos como somos"...esto sería la afirmación contundente de que contamos con verdadera "experiencia y carácter" y que nos interesa hacer, tener, y no perder amigos.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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La satisfacción de la cortesía
Muchos de nosotros tenemos la costumbre, al manejar, de ceder el paso a los peatones, es algo natural; son ellos los que tienen la preferencia y el derecho. He notado sin embargo que en muy contadas ocasiones las personas voltean a verlo a uno a la cara para agradecer con un gesto el haber cedido el paso, la mayoría de las veces no lo hacen, mantienen un semblante de indiferencia, o si llegan a hacerlo su rostro muestra indolencia y hasta desprecio. Esto me ha llamado mucho la atención, no es posible que un acto de cortesía pase desapercibido, ¿qué motivos hay detrás de todo esto?
Hace unos días estaba reunido con un grupo de compañeros y amigos, que como yo, compartimos el gusto por la Literatura y fue ahí donde saqué a colación este tema, los comentarios que escuché fueron variados y muy interesantes; me decían, mira, lo que sucede es que muchas personas al sentir el derecho de paso que tienen como transeúntes, consideran que no se debe agradecer nada. Otra opinión fue que cada persona está inmersa en sus ocupaciones y preocupaciones, van pensando en ello, no les interesa en lo más mínimo lo que sucede a su alrededor. También me aseguraron que se debe a la prisa por llegar… ¡en fin!, fueron muchas las opiniones y todas ellas, sin excepción, para justificar el hecho de no agradecer.
¿Por qué entonces cuando dejamos el paso a un camión de pasajeros o a un automovilista, en la mayoría de los casos, quienes conducimos, volteamos a vernos y levantando la mano agradecemos la atención? No será acaso que la diferencia entre ambos hechos es que ¡no nos vemos como iguales!... No lo sé, tal vez nunca lo sepa, pero me quedo con la oportunidad que se nos da, de sentir satisfacción por poder ser corteses sin esperar agradecimiento.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Reunión de Amigos
En esa ocasión, como cada semana, cuando nos volvimos a reunir después de saludarnos, bromear, y reírnos como siempre lo hacíamos, tocamos algunos temas que dependiendo de las experiencias o conocimientos de todos eran seguidos con interés por los demás, posteriormente hablamos de nuestros planes como grupo, pero siempre nos sucedía lo mismo, empezábamos a tratar de establecer alguna fecha de salida para visitar algún lugar, cuando invariablemente alguno de nosotros interrumpía; esto a lo largo del nuestras reuniones se fue convirtiendo en un hábito que nos causaba mucha risa y en más de una ocasión lo hacíamos con intención deliberada.
Pero ese día en particular, comiendo en casa de uno de los integrantes, uno de nosotros pidió la opinión de los demás para incluir a alguien más en nuestro grupo, persona culta, con experiencia y grandes conocimientos, según nos dijo, y no lo dudamos…a raíz de esto surgieron comentarios muy interesantes que estoy seguro muchos de nosotros no vamos a olvidar con facilidad, y es algo que quisiera compartir con ustedes por el significado que encierran.
“A estas alturas de la vida no nos interesa ni la carrera ni la profesión de nadie, nos reunimos por el único interés de la amistad”.
“Nos alejamos de la familia por las razones que quieran, pero de los amigos no lo vamos a hacer, se han convertido en partes fundamentales de nuestra vida”.
“En la ciudad de donde vengo, hice algunos amigos, pero no fueron tantos ni tan buenos como los que he hecho aquí”.
“No me interesa el lugar donde nacieron, si lo hicieron en cuna de oro o no, simplemente que acepten mi amistad y haya reciprocidad incondicional”.
“El haberlos conocido y contar con su amistad, no tiene precio”.
Por lo que pude apreciar y con el tiempo ya lo había notado, es que nos gusta la autenticidad, la sencillez, cualquiera de nosotros puede dar su opinión sobre el tema que quiera y no pasa nada, nos respetamos, no se manejan actitudes de presunción, no nos importan las creencias religiosas o políticas, no nos medimos por la ropa que usamos, en pocas palabras y a pesar de que cada uno de nosotros tiene una personalidad diferente, nuestra amistad está basada en que “nos aceptamos como somos” y sabemos darle importancia a algo tan valioso como la Amistad.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Nada que perder…!
A través de los años vamos adquiriendo muchos conocimientos, casa, escuela, profesión y en general en la vida… con esto y más obviamente nos llenamos de experiencia y a medida que nos hacemos mayores se convierte en un arma maravillosa que utilizamos diariamente sin percibirlo.
Para la toma de cualquier decisión por insignificante que sea, nuestra mente trabaja basándose en la riqueza intelectual con una velocidad sorprendente, por ello en muchas de las ocasiones somos directos y rápidos en decidir… pues bien, si tenemos esa facilidad para pensar al utilizar los recursos que adquirimos durante nuestra vida, ¿Por qué al llegar a la tercera edad nos hacemos menos? ¿Por qué consideramos que ya no tenemos capacidad? ¿Por qué no vamos por más? ¿Por qué dejamos de aprender? ¿Por qué ya no buscamos tener logros? ¿Por qué no participamos?
Estamos en esa etapa de la vida en que no debe darnos miedo intentar algo, si nos equivocamos sencillamente no pasa nada, entonces ¿porque no utilizar esa enorme capacidad que tenemos para continuar activos? Caer atrapados en la “zona de confort” tiene un magnetismo engañoso que no nos lleva a nada, aunque nos haga sentir cómodos, seguros y protegidos, es preferible y mucho más interesante reencontrarnos con actividades que nos hagan sentir realizados…finalmente no tenemos nada que perder y sí mucho que ganar.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Para pensar un poco...!
Estando recientemente en una reunión, pendiente de lo que se decía, me puse a observar los gestos, movimientos y la forma como cada uno de nosotros nos expresamos; al salir comenté brevemente lo increíble que resulta que en un grupo pequeño, en donde todos somos del mismo nivel socio cultural, contáramos con opiniones diversas, y en varios casos, diametralmente opuestas. Esto despertó mi curiosidad por saber cuál es la población actual en nuestro país, ya que definitivamente no hay dos mexicanos que pensemos igual; lo que encontré me sorprendió mucho, y me dejo muy pensativo, aquí se los comparto:
En el momento de escribir este artículo la población en México, nuestro país, era de: 117,102941 (ciento diecisiete millones ciento dos mil novecientos cuarenta y un habitantes)…visto de esta manera, tal vez esto no sorprenda demasiado, pero si analizamos el crecimiento poblacional a detalle, nos encontramos con que cada minuto nacen 3 habitantes y por hora 151, esto nos lleva a que en un día crecemos a razón de 3629 mexicanos, ahora bien; si tomamos esta cifra y la anualizamos, resulta que la población se está incrementado en más de un millón por año, la cantidad más exacta sería: 1,324,512 nacimientos.
Observando las cifras bajo esta óptica, me quedé impresionado; ¿Qué futuro le espera a nuestro país, si parece que nadie hace absolutamente nada?
Me dio curiosidad entonces por ver el resultado de nuestro planeta, esto fue lo que encontré:
Actualmente somos 7,111417310 (siete mil ciento once millones cuatrocientos diecisiete mil trescientos diez pobladores en la tierra), y cada año crecemos a la increíble cantidad de 77,862384 habitantes más.
Hay naciones que están tomando acciones para combatir el crecimiento poblacional; no es necesario ser un adivino o un experto para saber que por medio de la educación están logrando tasas que les garantizará trabajo y bienestar para sus habitantes, como es el caso de Alemania, que lejos de crecer, cada año decrece en 15,769 alemanes. Otro país que está considerando muy seriamente este problema es China que desde principios de los años 70’s, su gobierno consideró que el veloz crecimiento demográfico obstaculizaba el desarrollo económico y social y causaba grandes dificultades en cuanto al empleo, la vivienda, el transporte y la salud; si no controlaban eficazmente ese crecimiento, no aliviarían la presión sobre los recursos de la tierra, sus bosques y agua. Sería inevitable en los siguientes años un deterioro y decadencia de la ecología y del ambiente, y ello sin duda afectaría las condiciones fundamentales de vida del pueblo y el continuo desarrollo económico y social, por esa razón decidieron aplicar la política de planificación familiar, basada en la cero tolerancia, que a nuestros ojos llega a resultar aberrante.
Debo aclarar que en los datos numéricos que estoy presentando, ya está considerada la mortandad, y que la fuente que utilicé para esta investigación es la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Si no se hace algo pronto, y sin querer parecer fatalista, no habrá remedio para muchos países, entre ellos el nuestro, considero que será necesario que se tomen medidas muy estrictas y radicales, sin que se dañe la integridad del ser humano… hay países como Alemania que lo están demostrando.
Probablemente les interese saber que los últimos datos oficiales de población del 2010 de la INEGI, revelan que Tequisquiapan tenía en ese año 63,413 habitantes en todo el municipio.
Me parece curioso pensar que este articulo nació porque en una reunión, observaba con cierto deleite, que todos somos, actuamos y pensamos de manera diferente…!
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Una sana discusión
Me preguntaba un amigo mío, ¿Qué consideras que sea lo más difícil de lograr como seres humanos?, no me refiero a lo material, eso depende de muchas circunstancias que la vida nos presenta, me refiero al bienestar que necesitamos para vivir bien. - Sin pensarlo mucho le contesté que tal vez fuera la propia “felicidad”, y de ahí surgió una discusión muy animada que nos llevó a una conclusión “la felicidad depende de lo que uno siente por sí mismo”.
Veamos por ejemplo, ― analizábamos los dos ― hay personas que optan por el sufrimiento y no es que conscientemente quieran sufrir, sino que la imagen que tienen de sí mismos es demasiado pobre y continuamente se castigan pensando que no merecen ni siquiera una atención de los demás, lo que es peor, se llegan a sentir cómodos con esa situación, y cuando todo les sale a pedir de boca sienten que hicieron algo mal, que no lo merecen.
Creemos que es muy importante sentir aprecio por uno mismo ya que a medida que mejore la imagen que tengamos de nosotros el sufrimiento deja de ser una alternativa aceptable.
Parece ser, ― me dijo mi amigo ―, que tenemos una fórmula para la felicidad. No es tan fácil como parece, ― le contesté ―, creo que también debemos de mentalizarnos para creer con sinceridad que cada día merecemos el bienestar que a nuestra edad es muy útil y necesario, también agregaría yo que hay que evitar las comparaciones, ser amistosos, amables y aprender a sonreír.
¿Y crees tú que haciendo esto nos sentiremos mejor? – Así lo creo, pero solo si lo hacemos diariamente… permíteme concluir con una frase: “sí las personas exitosas lo son porque han creído merecerlo, así también quienes creen merecer la felicidad deben lograrlo”. ¿Te suena razonable?
Gonzalo Rodríguez Balmori
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El Valor de los Cumplidos
Independientemente de nuestra edad, a todos nos agradan los elogios, se ha llegado a considerar que la sed de halagos es como el hambre física; jamás queda satisfecha por mucho tiempo.
Para elogiar sencillamente se debe reconocer lo que tienen de bueno los demás y hacer que lo sepan. Si por ejemplo llevamos nuestro auto a un taller por alguna reparación y el servicio que nos dan es de primera, hay que decirlo, estaremos reconociendo un trabajo bien hecho y tendremos como beneficio la garantía de que se mantendrá ese mismo nivel en las próximas visitas que hagamos al lugar.
Los elogios que no tienen sustento o que son exagerados se perciben, la persona que lo recibe se incomoda inmediatamente y nos lo tomará a mal, de ahí la importancia de la sinceridad para que el halago haga sentir bien a la persona.
¿Por qué son importantes los halagos? La respuesta es sencilla; porque sirven para motivar, reconocer y hacer sentir bien a los demás. Vivimos en un mundo lleno de materialismo y frialdad en el que predomina la cultura de la queja el estrés y la incertidumbre, es increíble lo bien que nos podemos llegar a sentir al ver un rostro resplandeciente por recibir un halago.
Los cumplidos siempre funcionan, aunque a veces la gente al recibirlos se puede sentir abochornada, en su interior seguramente estarán brillando de satisfacción y muy seguramente nos van a recordar por ello.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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El poder del respeto
Estamos viviendo una época llena de acontecimientos desagradables, violentos, de pérdida de confianza, no hay un sólo día en el que no nos enteremos de algún hecho sombrío que nos disguste y que afecta a nuestra sociedad.
¿Cuál ha sido una de las causas de este desorden social que está ocasionando tanto desgaste a nuestra nación y que nos afecta directamente?
Muchos versados en la materia se han reunido a analizar y apuntan a una causa común: la pérdida de valores, bajo esta premisa lo mejor sería recuperarlos con prontitud, sin embargo esto implica mucha concientización en todos los niveles sociales, desafortunadamente requiere mucho tiempo y voluntad. ¿Cuál sería entonces la mejor forma en la que en un futuro cercano podamos volver a vivir en paz con armonía y teniendo un crecimiento progresivo?
Imaginen ustedes que viviéramos en un México en el que todos respetáramos a los demás, las reglas, los ancianos, las mujeres, la propiedad ajena, nuestro trabajo, la escuela, nuestros padres, hermanos, amigos, familiares, sociedad, compañeros, medio ambiente, todo, todo sin excepción… no creen que las cosas serian muy diferentes si todos como una sola persona tuviéramos en mente diariamente y sin desistir que debemos de respetar… ¡simplemente respetar!
Las cosas empezarían a ser diferentes, habría paz, armonía, progreso, nos veríamos diferentes ante los ojos del mundo, pero sobre todo, nuestro entorno cambiaría positivamente, los beneficios serian tangibles para todos, los más favorecidos indudablemente serian los jóvenes porque estarían creando un futuro de primer mundo.
Para lograrlo se necesitaría que todos y cada uno de nosotros tomáramos una actitud diferente, sin perder de vista el concepto del Respeto, simplemente lo ejerzamos e influyamos día a día en los demás, en la medida de nuestras posibilidades pidamos a propios y extraños que Respeten y que hagamos que los demás respeten.
Sería muy bueno sembrar esta semilla en Tequisquiapan y el resultado, a corto plazo, nos favorecería grandemente.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Semejanzas, costumbres y descuidos
Recientemente tuvimos que hacer un viaje en automóvil al estado de Jalisco… siempre me ha llamado la atención las autopistas y sus trazos, que a través de los años han sido mejoradas, a la distancia podíamos observar las amplias rutas por donde circulan, en una cadena casi interminable, los vehículos que recorren poblaciones para atender, cada uno de ellos, un asunto en particular. Días antes de salir, desde el jardín de mi casa observaba un pequeño camino que se extendía por varios metros sobre el pasto, ahí las hormigas sin detenerse trabajaban afanosamente para cortar las hojas tiernas de un árbol y llevarlas hasta su hormiguero en donde paulatinamente se descomponen generando un hongo que les servirá de alimento para las estaciones difíciles.
No pude evitar hacer una analogía entre nuestras autopistas y los caminos de las hormigas, decimos por un lado que en nuestro caso es necesario, pero no volteamos a ver la gran cantidad de arboles que destruimos y la erosión que causamos para abrir paso a lo que llamamos progreso, y aunque sabemos que es necesario, lo cierto es que nunca nos preocupamos por reforestar ni compensar a la tierra por los destrozos que le causamos. En el caso de las hormigas existe también un alto grado de devastación, cuando de un día para otro un árbol puede quedar casi completamente sin hojas, y lo peor no es eso, sino que por alguna razón muchas de las ramas que fueron ferozmente atacadas, nunca más volverán a ver renacer la vida.
Aunque se sabe que son procesos naturales necesarios en la vida de los vegetales y los insectos, no deja de ser un proceso destructivo al igual que el que provoca el hombre a su paso por mantenerse dentro de la constante evolución, con la diferencia de que las hormigas actúan por instinto y se les puede justificar, pero nosotros como seres que poseemos una inteligencia superior no tenemos ninguna excusa.
Al llegar al estado de Jalisco y caminar por las calles de su capital, notamos que los arboles no están infectados de paxtle, en aquella ciudad existe un alto índice de contaminación y supuestamente es una de las causas de la proliferación de esta plaga. Lo sorprendente y triste es ver que aquí en Tequisquiapan la gran mayoría tiene esta plaga, y al parecer estamos tan acostumbrados a ella que nos parece normal y no nos damos cuenta que paulatinamente está envenenando y matando a nuestros árboles.
Por el poco interés que les procuramos, la situación se vuelve cada vez más crítica, estudios hechos por la UNAM señalan que cerca del 64% de nuestro territorio presenta alguna afectación en sus suelos por la desforestación y el poco cuidado que les damos; por esa causa alrededor de 48 millones de mexicanos padecen las consecuencias de la sequía, y esto genera que cada año emigren y abandonen sus tierras entre 300 mil y 400 mil personas y no solo es eso, el estudio pronostica que estos fenómenos, causados por el hombre pueden generar la extinción local o regional de las especies, la pérdida de recursos genéticos, el aumento en la ocurrencia de plagas, así como la reducción de la recarga de acuíferos y el incremento en la vulnerabilidad ante un desastre natural, esto definitivamente es una verdadera tragedia… sin embargo considero que si todos pusiéramos algo de nuestra parte, como plantar árboles de la región, o adoptar uno para limpiarlo de plaga, aunque no esté en nuestro jardín, sentiríamos la satisfacción de retribuirle algo a la naturaleza por tanto que nos ha dado, y contribuiríamos al menos con un granito de arena para tratar de evitar este desastre y al mismo tiempo cuidar de este Pueblo Mágico que tanto queremos.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Se fue un gran Amigo...!
Nos dejas el recuerdo de muchos momentos agradables que pasamos juntos conviviendo como amigos, hablábamos de todo, componíamos el mundo, nos reíamos mucho y entre bromas y temas serios todos notábamos tus gestos de dolor, pero tú con una sonrisa siempre nos decías: “pero no me quejo”.
Decidiste que debíamos tener proyectos, primero fueron los viajes, queríamos ir a la Ciudad de México a visitar el Museo de la Tolerancia, después ir a comer y regresar a Tequis, mientras el plan tomaba forma, un día comentaste “hagamos primero un viaje corto”, y nos entusiasmaste para ir al Jardín Botánico de Cadereyta… ¡lo hicimos!, fue un día memorable, con charlas amables y mucha risa, aunque al final del día todos notamos tu cansancio.
Los proyectos continuaron, querías escribir, que se publicaran tus artículos…, fue muy doloroso escuchar ese día en tu casa, “pero ya no puedo hacerlo, ya no puedo ni sostener un libro”… (El último libro que leíste fue “La Directora”, el que yo escribí, me lo comentaste días después), ¿Qué te parece si eso de la escritura se lo dejamos a la tecnología? ―le dije, ― sonriendo me contestaste ¿Qué tienes en mente?... le expliqué mi idea y fue así como mientras el hablaba, dictando sus artículos, su voz se grababa, posteriormente yo lo transcribía y lo llevaba un día después para leerlo hasta que estuviera de acuerdo.
Así nacieron cuatro artículos, no pudieron ser mas, los nombres que elegimos fueron: Una sonrisa, Cuídense, Ella y Actitud… todos se irán publicando en la página web, ¡quedamos en eso!, bajo el titulo de Compartir que elegiste para tu columna.
Te despediste de mí diciendo: “Gonzalo eres un gran amigo”, “Tú también lo eres Juan Antonio”― le contesté con una sonrisa triste, ―, estreché sus manos y salí de la habitación…
Aunque el titulo de este artículo es “Se fue un gran Amigo”, la verdad es que no es así, él no se fue; porque se queda con nosotros en nuestra mente y en nuestro corazón, por todo lo que juntos compartimos, por las enseñanzas que nos deja y por su Amistad.
Juan Antonio querido amigo, siempre te recordaremos…!
Gonzalo Rodríguez Balmori
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Campañas para Mejorar…!
Es tan fácil mostrarse en desacuerdo con las cosas, criticar, hablar mal de lo que se hace pero sin aportar ninguna idea… ¡que cualquiera lo hace!, tiene más merito dar sugerencias positivas para la solución de los problemas y todos tenemos la capacidad de hacerlo.
Vivir en Tequisquiapan es un privilegio, aunque como cualquier población adolece de muchas cosas, es común que como pobladores lo notemos, y aunque conscientes de ello no hacemos nada para remediarlo, simplemente nos avocamos a las criticas sin aportar nada.
Para entrar en materia les comentaré como ejemplo que se sabe que la cantidad de robos a casa habitación se está incrementando, que tenemos una plaga espantosa de paxtle que está matando a nuestros árboles, que las recientes lluvias aparte de la cantidad de agua que inundó varias áreas del municipio trajo también lodo y lo peor una cantidad de basura que daba vergüenza, que aunque cueste trabajo reconocerlo no somos lo suficientemente amables con las personas que vienen de visita y traen consigo una derrama económica muy importante, para los comerciantes y la comunidad, que no somos respetuosos con los indígenas que llegan a ganarse la vida buscando unos cuantos pesos, mucho menos con los grupos de adultos mayores que ya establecidos en el pueblo aportan beneficios tangibles a la comunidad, o algo que es verdaderamente denigrante para una población como la nuestra, el grafiti, que no es otra cosa que una falta de respeto muy grande para nuestro pueblo porque ofende y deshonra la belleza de Tequisquiapan.
Tal vez se pregunten si se puede hacer algo con estos temas que he sacado a colación, la respuesta es sí…, lo único que se requiere es proponernos apoyar, desafortunadamente muchas personas son apáticas a todo lo que les rodea, excepto claro está, cuando sus intereses son afectados, este grupo de personas siempre existirá en todas partes, afortunadamente basta y sobra con que la mayoría empecemos a tomar conciencia y las cosas cambiarán para bien.
¿Cuál sería entonces la solución?..., aunque suene muy simple y sencillo lo que quiero sugerir, necesitamos Campañas, si, campañas para hacer de Tequisquiapan un lugar que sea ejemplo por su limpieza, su belleza, el cuidado de la naturaleza, sus calles y patrimonio histórico con el que se cuenta. Si, una buena campaña utilizando todos los medios posibles, letreros, o pequeños espectaculares tan bien hechos que sirvan de adorno, y que sean realizados por nuestros artesanos y colocados en lugares estratégicos, donde propios y extraños lean y se convenzan de lo que somos, de nuestro comportamiento, de lo que no nos gusta, de lo que esperamos y detestamos. Un decálogo de conducta (frases cortas), que sea visto diariamente por todos…a corto o mediano plazo notaremos un cambio que paulatinamente se irá dando.
Es bien sabido que en la medida en que una campaña inicia y se le da seguimiento, gana más y más adeptos… voy a poner como ejemplo a San Miguel de Allende, muchos de ustedes conocerán el lugar, pues ahí la prioridad y atención que se le da al peatón es excepcional, todos los vehículos se detienen para ceder el paso, al llegar se lleva uno una agradable impresión que no se olvida. Les tomó tiempo lograrlo, todo empezó con letreros alusivos (campañas) que decían claramente que tanto el visitante como el lugareño gozaban de ese privilegio al caminar por sus calles.
Aquí en Tequisquiapan me ha tocado ver que muchos vehículos no ceden el paso ni siquiera a familias con niños pequeños y mucho menos a ancianos. Y esto es solo un ejemplo…, la pregunta sigue en el aire, ¿será acaso muy difícil que el municipio identifique todos los aspectos, aparte de los mencionados, en los que la ciudadanía deba participar, y lance campañas para mejorar a Tequis?, creo que no, estoy convencido de ello, ni siquiera es costoso, ojalá y este artículo, llegara a la Presidencia Municipal y se convencieran que muchas veces las acciones más sencillas conllevan a grandes resultados, finalmente es para beneficio de todos los que habitamos este Pueblo Mágico.
Gonzalo Rodríguez Balmori
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